martes, 5 de octubre de 2010

Las divisiones infantiles están dominadas por padres violentos, árbitros permisivos y técnicos obsesionados por ganar

¿Lo importante es competir?

Tras reiterados hechos de agresión en las categorías “babys”, la Asociación Rosarina de Fútbol lanzó una campaña bajo el lema “Ellos sólo quieren divertirse”, que tiene como fin erradicar los exabruptos en las canchas.


La Asociación Rosarina de Fútbol (ARF), lanzó una campaña para erradicar la violencia que se genera en las divisiones infantiles. La institución realiza torneos en los que participan cuatro mil chicos de entre seis y doce años, donde cada vez son más frecuentes los exabruptos ocasionados por los mayores que presencian los partidos. Mario Giammaría, presidente de la entidad, propuso que todos los actores que intervienen en el deporte y la seguridad se comprometan a hacerle frente a esta problemática.

Raúl López, integrante del Tribunal de Disciplina de la Liga Infantil de Fútbol Amateur (
LIFA), 
admitió que la presión que ejercen los padres sobre los chicos influye durante los partidos. “Así el lugar del fútbol como juego se transforma en un lugar que invita a la competencia y al deporte bajo presión”, explicó el delegado. Es el caso de Siro del Fabbro de 11 años que juega en el Club Libertad, quien aseguró que sus compañeros a veces se enojan cuando el árbitro cobra algo mal. “Cuando me empiezan a cagar a patadas se arma lío y cobran”, argumentó también el chico. Además confesó sentir la presión del técnico cuando hace algo mal.



El disciplinario de LIFA consideró que los padres influyen en querer que los hijos “sean como algún jugador de primera división”, así que la idea de copiar y querer ser primero surge de la familia y se transfiere a los niños. 
El periodista deportivo Pablo Gavira puntualizó al respecto: “La violencia se da en los padres, no con los nenes y eso se traslada”. Además aseguró no ver que estas situaciones surjan de los chicos, ya que “ellos sólo quieren jugar”, sin embargo apuntó que están presionados por algunos padres y técnicos. Al respecto también agregó que si los niños se educan en un ambiente donde la violencia prima, es lógico que lo trasladen a la cancha de fútbol. Raúl López generalizó que todas las situaciones de agresión que los pequeños ven por televisión y otros medios son adoptados a modo de ejemplo cuando no hay un trabajo de contención familiar y social.


La ARF, ante los reiterados hechos de violencia que se vienen gestando en las categorías “babys”, impulsó una campaña el pasado 29 de septiembre para concientizar a los padres sobre esta problemática y erradicar esas conductas prejuiciosas. Según la institución, la conferencia de prensa realizada “fue todo un éxito” debido a su amplia difusión local. Disertaron representantes de las fuerzas policiales, el Coordinador del Área de Seguridad e Higiene de la ciudad, Alejandro Abud y el Presidente de la entidad, Mario Giammaría.

En su discurso, Giammaría incitó a que todos los actores que tienen injerencia en el deporte y la seguridad local se sumen a la campaña, que bajo el nombre “Ellos sólo quieren divertirse” busca poner fin a los incesantes exabruptos en las canchas. “Todos debemos colaborar para que el fútbol infantil vuelva a ser el escenario que convoque a las familias a una verdadera fiesta de colorido, ingenio, pasión, rodeado de un ámbito de seguridad”, enfatizó el mandamás del fútbol rosarino. Por su parte, el subsecretario de Desarrollo Deportivo de la Provincia, Pablo Catán, el director de Deportes de la ciudad, Rolando Dal Lago, el concejal Carlos Comi y la especialista en seguridad de Rosario Central, Bibiana Ruedi, se comprometieron en la causa.

En declaraciones al diario Crítica, Mario Giammaría definió que son “situaciones especiales, difíciles de prevenir porque tienen un carácter emocional y espontáneo”. Además justificó que a los partidos de infantiles no asisten barrabravas, pero son los padres a quienes, de repente “se les sale la cadena”. Ejemplos de este tipo abundan, incluso el presidente de la entidad reveló que el secretario de un juzgado en una ocasión protagonizó un hecho semejante. En otra ocasión, la Asociación se vio obligada a expulsar a un director técnico de una división infantil por insultar al árbitro y el año pasado otro referí sufrió agresiones por parte de algunos padres durante un encuentro.

Según López la cantidad de suspensiones que se registraron en este último tiempo han aumentado y explicó que las amonestaciones se aplican por fecha según la gravedad de la sanción. Las categorías “babys” de Alianza Sport fueron suspendidas por cinco fechas. Adiur “B” por dos y Rosario Central “A”, por una. A su vez, Cafa fue suspendido por dos fechas y en primera división, el club Internacional de Villa Gobernador Gálvez por otras tres. En esa ciudad ya se habían registrado hechos de violencia el pasado 18 de mayo, cuando los padres de los jugadores se trenzaron a golpes de puño con los árbitros. Los réferis se defendieron y la situación se tornó inmanejable por lo que debió intervenir la policía. El enfrentamiento dejó heridos y además hubo que detener a adultos de ambos bandos.

Meses después, el 15 de agosto se produjo otro hecho lamentable en un partido entre San José e Internacional de Villa Gobernador Gálvez que perdía por tres a cero. Una persona sacó un arma, realizó tres disparos al aire y huyó rápidamente del lugar, por lo que debió suspenderse el encuentro. Dos días después en el complejo Malvinas de Newell’s hubo una pelea entre las categorías 98 de Alianza Sport y Rosario Central A. Posteriormente los padres continuaron los disturbios en la calle, con corridas y agresiones físicas. Esa misma tarde, en el club Griffa se desató una batalla campal entre padres de la categoría 2000 de Alianza Sport y Adiur B.

Los aficionados del fútbol hemos perdido la capacidad de asombro y nos hemos acostumbrado a convivir con las cada vez más habituales situaciones de violencia”, reflexionó Giammaría. Es el caso de Sergio, padre de un niño de nueve años que juega en Newell’s. El hombre admitió que los nenes a veces se pelean, pero argumentó que “son cosas de chicos” y como todos quieren ganar “es lógico que ocurran”. Además reconoció que a veces se enoja con algunos árbitros “porque cobran mal”, pero “todo queda en la cancha”. Pablo Gavira insistió en que la expresión “violencia en el fútbol infantil” está mal empleada, porque la agresión se da a partir de los grandes. “Está inmersa en los chicos, en un deporte de chicos”, resumió el periodista.

Sin embargo la violencia en las divisiones infantiles no es un fenómeno que suceda sólo en la ciudad. En junio del año pasado en Brandsen, Buenos Aires, durante un partido de la categoría 97 hubo una jugada confusa, un chico cayó y el juez ordenó seguir el juego. La madre del nene entró al campo para asistir a su hijo y le pegó cachetadas al árbitro en repudio a su decisión. Como consecuencia del hecho, a la mujer se le prohibió ingresar a la cancha por un año, al técnico se lo suspendió por otro año y al club se le impuso una multa de 300 pesos. El pasado domingo 6 de septiembre, en el Gimnasio Municipal número 1 de Bariloche, se desató otra batalla campal. El desenfreno se desató entre padres, árbitros e incluso un director técnico terminó golpeando a uno de los jugadores de otro equipo: el chico tenía doce años.

Pablo Catán destacó la organización de otras competencias infantiles, donde se realizan encuentros y no “torneos con descensos, premios y castigos”. De manera similar, el presidente de la AFR reconoció que tal vez el problema de este deporte esté en esa lógica de “vencedores y vencidos”. Por otro lado, a través del Ministerio de Seguridad de la provincia se manifestó en apoyo de las leyes nacionales en materia de seguridad en los Espectáculos Deportivos. Además se está tramitando la incorporación al Registro Nacional de Infractores, para imponer sanciones que llegarían hasta la prohibición de asistencia a todos los estadios de fútbol del país.

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