martes, 5 de octubre de 2010

Revolución libertadora: la otra cara

Entrevista a Hugo Perzia, Delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado durante el peronismo.


-¿Qué recuerda de la presidencia de Perón?
En la época de la segunda presidencia de Perón, y antes también, cuando él estaba dando algún discurso, la gente gritaba “la vida por Perón, la vida por Perón”. Estaban agradecidos por las cosas que él les daba y las conquistas sociales. Por ejemplo el aguinaldo surgió en esa época al igual que el voto femenino, en las reparticiones públicas se consiguió no trabajar los sábados y aumento de sueldo acorde a las necesidades de la época entre otras cosas.
Y quiero referirme nuevamente al dicho “la vida por Perón, la vida por Perón”. Cuando llego el año 1955 y la Revolución Libertadora lo estaba por derrocar, la CGT más las otras organizaciones sindicales que estaban adheridas a la CGT comenzaron a reclutar afiliados…

-¿Y dónde trabajaba usted en ese momento?
Yo trabajaba en el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación como delegado de la Asociación Trabajadores del Estado por el departamento Iriondo. En esos momentos me manda la ATE dos colectivos para que toda persona afiliada que quisiera ir a la Plaza de Mayo a defender a Perón pudiera hacerlo. Entonces tuve que ir hablándole a la gente que trabajaba en el Ministerio de Agricultura y preguntándole si estaba de acuerdo con ir a Plaza de Mayo. Todo el mundo gritaba “La vida por Perón” y había llegado el momento de defenderlo. Uno me decía: “Y…yo no sé si puedo ir porque soy casado, tengo dos chicos”, el otro me decía “Y bueno, si va fulano voy yo”. En definitiva, todo el mundo ponía un obstáculo. Para resumir, le voy decir que finalmente los dos colectivos, los dos choferes y yo fuimos los únicos que aparecimos en Plaza de Mayo.

-¿Por obligación o porque quería asistir realmente?
No, yo quería estar realmente.
Bueno, llegamos a Buenos Aires, fuimos a la CGT, nos dieron instrucciones para ir a la Plaza de Mayo, me dieron una pistola 45…

-¿Qué instrucciones le dieron?
Y… había que defenderlo, era prácticamente una guerra civil.

-¿Para enfrentarse contra quiénes?
Contra los que no eran peronistas que estaban derrocando a Perón. Pero claro, estaba la armada, el Éjército, la aeronáutica, todo en contra. No se pudo hacer nada, tuvimos que replegarnos y, en definitiva, fui a la CGT, les devolví el arma, me tomé un colectivo de línea y me volví a la localidad de Oliveros donde yo prestaba servicio y vivía.

-¿Qué pasó después?
Si usted quiere saber que es lo que hizo la Libertadora, le voy a manifestar que todas las máquinas de coser que Eva Perón tenía apiladas en los galpones de bienestar social (eso me consta, por un pariente que hizo el servicio militar en aquella época) las cargaron en camiones y las llevaron al puerto. Después las colocaban en buques, las llevaban a altamar y las tiraban en el mar. ¿Por qué? Porque eran de Perón. En la fábrica de aviones teníamos el Pulky 2, había una gran cantidad que ya estaban fabricados como para ir armándolos y se los vendieron a los gitanos como chatarra porque eran de Perón. Y así como eso, trataron de que desaparecieran todas las cosas que había manejado Perón, porque la idea de ellos era que la gente ni siquiera lo nombre, si lo hacías te metían preso.
El daba créditos para las viviendas, por ejemplo a los empleados públicos que tuvieran cinco años de antigüedad en sus empleos se les otorgaba un crédito completo del 100%, incluyendo el terreno, para que lo pudieran pagar en 30, 40 o 50 años de plazo, o a la gente que estaba en el campo y necesitaba algún préstamo para cultivarlos. Tan es así que yo le solicité al General Perón, por medio de una carta, un crédito diciéndole que ya que él manifestaba siempre que “la tierra era para el que la trabajara”, yo quería cultivar la tierra y necesitaba un crédito para 100 hectáreas puesto que yo era empleado del Ministerio de Agricultura, había estudiado agronomía y sabía manejar el sistema. A la semana me mandó una carta con el “membrete” de la Presidencia de la Nación donde me decía que por disposición del excelentísimo Presidente de la Nación se me otorgaba el préstamo solicitado. A los dos o tres días después me llegó una carta del Banco Nación de la ciudad de San Lorenzo para otorgarme el crédito, pero como el terreno estaba fuera de la zona (yo lo quería en la ciudad de Gálvez), el gerente tuvo que enviar el expediente al Banco Nación de esa ciudad. Al recibirlo en Gálvez me mandaron a llamar urgente para darle curso y cuando llegué allá me advirtieron que sino tenía herramientas para cultivar el campo tenía que renunciar al préstamo. Yo en aquél entonces era joven, no tenía experiencia y lo tuve que renunciar, siendo que yo podría haber buscado otras vías para poder accederlo: alquilando herramientas, haciéndolo trabajar el primer año o pidiendo otro crédito para comprar herramientas. De ésta forma quiero expresar que lo que Perón decía lo cumplía.

-Volviendo al tema de la Revolución Libertadora: ¿Cuál fue su situación laboral cuando se fue Perón?
Con respecto a eso en el Ministerio me hicieron la vida imposible y tuve que renunciar.

-¿De qué manera?
En el sentido de que me buscaban todos los pelos. A mi padre directamente lo dejaron cesante por haber aceptado el cargo de Intendente de la localidad de Oliveros. Dijeron que toda persona que había intervenido en política quedaba cesante. A él el pueblo lo había elegido. Todavía no había ejercido la presidencia de la comuna cuando llegó la Libertadora, y como estaban tan bien ramificados que pudieron destituirlo. Lo mío no era política, era gremialismo, pero como no pudieron hacer nada por ese lado entonces me hicieron la vida imposible para amargarme, así fue que un día renuncié.

-¿Recibió amenazas?
No, amenazas no. No les daba el cuero para eso.

-¿Después siguió involucrado en el gremio?
Seguí un tiempo pero como ya no era empleado público no tenía objeto ser el delegado ¿delegado de quién?
Cuando Perón hacía una congregación en la Plaza de Mayo había una cantidad infernal de gente, si hubieran ido todas esas personas allá con un arma me imagino que nos hubieran matado a todos. Pero cuando llegó el momento de defenderlo no fue nadie… bueno… nadie nadie no…

-¿Cuántas personas eran?
Y habrá habido 2 mil o 3 mil personas.

-¿Hubo heridos y muertos?
No no, algunos que otros heridos nada más.

-¿Si antes tanta gente llenaba la Plaza por qué ese día no?
Por miedo, había que ser demasiado “machito” para ir. Porque la cosa es así, cuando todo va bien “viva Perón”, cuando había que defenderlo se quedaron en su casa.

-¿Cómo se vivían los días previos al viaje?
Habían problemas, los que no eran peronistas te acosaban, se reían de uno. Siendo que ellos también estaban disfrutando de los beneficios. No se entiende, porque había obreros que no tenían que ser nada más que peronistas y sin embargo, en aquél entonces abría el Partido Demócrata Progresista que era de ultra derecha y los señores se hacían demócratas. No sabían ni lo que estaban diciendo, había mucha ignorancia, estamos hablando del año ’50 ’55, mucha gente no llegaba ni a hacer el sexto grado.

-¿Qué hizo mal Perón para que decaiga su gobierno?
No hizo nada mal, pero la oposición estaba viendo que Perón no se iba más, pensaban ¿y nosotros cuándo?

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