El debate por los motochorros y las salideras bancarias
La idea se basaba en la prohibición del ingreso de motos con acompañantes en el microcentro durante determinadas horas. Distintos ediles rechazaron la propuesta, sin embargo en Buenos Aires fue vista con buenos ojos.
Alberto Cortés, Concejal por el Proyecto Sur, criticó el proyecto de Jorge Boasso porque lo consideró discriminatorio. Además agregó que se estaba confundiendo la pobreza con la delincuencia. Por su parte el Concejal Radical le contestó que quien confunde es él al admitir que todos los “motochorros” son pobres. Su idea proponía prohibir el ingreso de las motos al microcentro en determinados horarios y surgió para evitar los robos con esa modalidad.
El Concejal de Intransigencia y Renovación Radical, Jorge Boasso presentó el 14 de abril un proyecto para prohibir el ingreso de las motos al microcentro durante un horario delimitado. La propuesta tenía como fin evitar las salideras bancarias en esa zona que es la más vulnerable a los robos debido a la gran concentración de bancos y de personas.
La idea encomendaba al Departamento Ejecutivo modificar el código de tránsito para prohibir la circulación de pasajeros con acompañantes. La zona delimitada abarcaba las calles Maipú, San Lorenzo, Boulevard Oroño y San Luis durante los días hábiles. Los horarios comprendían desde las 10 hasta las 16, lapso en el que se desarrolla la actividad bancaria.

Por su parte, Jorge Boasso le contestó: “Alberto Cortés es un estúpido”. Después agregó que quien confunde es él. “Con ese análisis está admitiendo que todos los motochorros son personas pobres y no es así”, aclaró el Edil. Según dedujo, no siempre los que roban utilizando esta modalidad tienen bajos recursos, muchas veces se trata de delincuentes que gozan de mejores condiciones económicas.
El Vicepresidente Segundo del Concejo precisó que el 40% de los robos y hurtos que se realizan en la ciudad se efectúan con motos que van desde la tipo enduro en adelante. También explicó que este tipo de delitos se realiza con mayor frecuencia en zonas donde hay una mayor concentración de gente. Este tipo de delitos, sumado a los arrebatos y a las salideras bancarias se producen siempre con cómplices, es por eso que trabajan de a dos.
Alberto Cortés confesó no haber propuesto ante el Concejo un proyecto referido a este tema. Sin embargo reconoció que habría que extremar las medidas de seguridad. Por eso consideró oportunas algunas decisiones llevadas a cabo por distintos organismos, como los operativos para incautar ciclomotores robados o que no cumplan con las disposiciones municipales. “El control de la legalidad de una moto está de por sí ligado a la seguridad”, definió el Edil. En tanto advirtió que la mayoría de las motos que se usan para este tipo de delitos no son vehículos que estén reglamentadas.
Respondiendo a esta sugerencia, el líder de Intransigencia y Renovación Radical rosarina admitió que le parecía buena la idea, pero “sería sólo un complemento a las demás medidas”. Por eso invitó a debatir su proyecto y luego realizar una prueba transitoria de 60 días para probar si funciona. “Si después de esa experiencia se comprueba y acredita que esta modalidad de robos continúa, la dejaremos sin efecto y pensaremos en otra”, prometió el Edil.
En la ciudad el proyecto impulsado por Boasso fue rechazado por asociaciones de moteros, ediles y otras organizaciones barriales. Sin embargo el Jefe de Gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, se entusiasmó con la idea y anunció que enviaría a la Legislatura porteña una ley para impedir que las motos circulen con acompañantes en el microcentro de la Capital, en la que además se exija a los motociclistas que usen un chaleco con la patente del vehículo.
La noticia no fue considerada como un triunfo ante el Socialismo para el Concejal Radical, sin embargo reconoció que lo puso contento el hecho de que se haya tenido en cuenta. “No me llama la atención que Macri, observando una propuesta de estas características, proponga algo similar”, declaró con vanidad.
De la vereda de enfrente, el edil del Proyecto Sur los criticó y definió como dos puntos de vista que “en ambos casos muestran un desprecio muy grande por la gente de menos recursos”, que son los que mayoritariamente usan este tipo de transportes.
Boasso también propuso como medida complementaria que tanto los conductores como los acompañantes usen un casco reflector en cuya parte posterior figure el número de la patente. Así las víctimas podrían identificar al “motochorro” y el número de delitos que utilizan esa modalidad descenderían.
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